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UTPE 2015

Compartir es vivir!

Aún asimilando lo que fueron los 50Km de carrera, bueno, los  c i n c u e n t a   k i l ó m e t r o s de carrera, mejor dicho, porque se me hizo eterno…eternísimo. todos coincidíamos después de la prueba en que las predicciones de tiempo antes de empezar se fueron al traste en mitad de carrera…y es que si me dicen que voy a tardar 11 horas y 47 minutos en hacer 50Km no me lo creo.

No quiero hacer crónica como tal, ya que es imposible resumir en un post tantas cosas, tanto paisaje, y tantas sensaciones…pero creo que fue la prueba más dura que he hecho con diferencia. Ya no por ritmos, ni por distancia…sino por lo físico y técnico…los 25 primeros kilómetros sin un metro llano, con unas pendientes increíbles hasta la bajada a Caín con una rampa de bajada impresionante…un regalo para los ojos y la cabeza y un infierno para los cuadriceps. Ambos lo iban a notar más adelante, y es que como dije más de una vez, es de las primeras pruebas que era más físico que de cabeza…la cabeza iba perfecta, pero el cuerpo estaba destrozado para cuando me di cuenta.

El kilómetro vertical marcó la diferencia con creces…hasta entonces (Km25 aprox) parecía que ibamos frescos, incluso físicamente…pero afrontar la canal de Trea con ese desnivel y un sol de justicia cambió mucho las cosas…llegó el punto en el que casi peta la cabeza y abandonan los ánimos, pero al llegar a la cima volvieron mientras recargabamos fuerzas en el refugio de Vega de Ario. De ahí a los Lagos de Covadonga fue un momento de desconexión mental, ya que por fín corrimos prácticamente sólos y se notó mucho, corriendo a nuestro ritmo y disfrutando bastante. Pero por otro lado, una mala pisada casi me saca de la carrera…pensando que me había llegado a hacer algún esguince leve…mucha, mucha roca por todos lados hacía las bajadas muy peligrosas…y es que de 500 y pocas personas, 141 se quedaron fuera de la prueba…lo que refleja la dureza de la prueba.

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Los últimos «10Km» (entrecomillo porque a todos nos salieron Km de más), fueron casi casi supervivencia, y es que en el avituallamiento de Lagos (Km35) los más de 3000m positivos se empezaron a notar….para más gracia, los dos últimos avituallamientos estaban movidos, así que entre el desnivel, la deshidratación y el tobillo, al final llegó el punto de petar…pendientes hacia arriba mucho más lentas de lo que podría ir, y pendientes hacia abajo que se convirtieron en un sincesar de quejidos involuntarios en una lucha entre mi cabeza con ganas de tirar y mis piernas pidiendo clemencia…

Finalmente la llegada a Benia de Onís me devolvió un último chute para poder entrar a meta como merecía, pero como digo, vacío, vacío del todo.
Por suerte soy de los que piensa que para poder seguir creciendo hay que vaciarse de vez en cuando para hacer hueco a lo nuevo como ya me pasó en su día en monegros y alguna otra prueba en la que en la siguiente la cosa fue bastante bien…

 

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