La Frecuencia cardiaca de reserva es el dato más fiable que podemos usar a la hora de calcular nuestras zonas de entrenamiento. Lo digo con bastante rotundidad y en negrita porque, al final, la frecuencia cardiaca de reserva es el rango real de pulsaciones que tenemos para «jugar» a la hora de definir nuestras zonas. Son las pulsaciones reales en las que nos movemos.
Las carencias de la FC máxima
Otros sistemas de cálculo, sólo tienen en cuenta la frecuencia cardiaca máxima para calcular nuestras zonas. Esto limita mucho el resultado en la mayoría de los casos. Me explico, No sólo no va a dar toda la información de cómo se comporta nuestro corazón, sino que además, no va a ser muy individualizado ya que sólo utiliza «la mitad de la ecuación»
Si queréis saber más sobre la frecuencia cardiaca máxima, os dejo por aquí este capítulo del podcast donde hablamos de ella:
La importancia de la FC mínima
La otra mitad de la ecuación, la encontramos en la FC mínima. Y es que, nuestras pulsaciones en reposo (lo que viene siendo la FC mínima) dan también mucha información necesaria de cómo es nuestro corazón y nuestro «background» como deportistas.
En este otro episodio os desarrollo el porqué:
Aclarado esto, vamos a centrarnos en la FC de Reserva
¿Cómo calcular la frecuencia cardiaca de reserva?
El cálculo de la Frecuencia cardiaca de reserva (FCR) es bastante sencillo. Es una simple resta entre la FC máxima y la mínima:
Lo único que debemos tener en cuenta es que los datos de la FC máxima y mínima sean lo más exactos posible. Para ello siempre aconsejo usar una pequeña media de al menos 3 medidas de cada una: Tres días recién levantad@, a poder ser consecutivos para la FC mínima y las 3 máximas de los últimos 2 o 3 meses (no suele variar demasiado.
Habiendo obtenido una FCR realista (con un pulsómetro fiable) y actualizada, podremos definir las zonas de entrenamiento como comentaremos en un futuro post.