Arrancamos la temporada 2018 con una previa no menos surrealista que la línea de salida. Con los deberes de los días previos hecho, y frases en el bar del pueblo como «Venga, un piti y empezamos a calentar» (sarcasmo por delante) y otras cosas locas…nos vinimos arriba, no hay más. Por fin, hicimos una cosa bien, que es pillar buen sitio en la salida. Aunque igual no era el mejor día para coger un buen sitio en la salida. El problema viene cuando empiezas a mirar a un lado en primera fila, y ves a Jorge Monasterio (ganador de la liga el año pasado) y miras al otro y está Iker Etxebarria (next level). Ahí es cuando ya sabes que tus opciones se desvanecen. Pero mantienes el humor.
Salida. Primeros metros eufóricos, como siempre. Primera subida, Escala, yo y a 5 metros por delante sólo Iker. Ahí tenemos que darle un toque como «Iker tranquilo eh? que no te sigue nadie!» y «Tampoco hace falta humillar!». Y en esto que en el momento que baja el ritmo, ves que Escala ni corto ni perezoso…le adelanta…Así que nada, él primero, yo segundo e Iker tercero. El principio del fin.
Es ese momento en el que ya eres consciente de que estás corriendo por encima de lo que puedes, pero aun así mantienes tu palabra de no regalar un metro…hasta que no queda otra. Llegamos al barro. Más aún que el año pasado, y con lluvia. Segundo kilómetro y ya se van asentando posiciones. Un grupito de unos 10 alante. Me pasa Asier (zorrooooo) y ya la cosa se acaba de asentar. Me quedo un poco en tierra de nadie. Por delante unos 10/11 gallos, y por detrás ni mi sombra.
Aquí mi mentalidad cambia, y asumo lo que hay, apretar hasta vaciarse del todo no va a ir a ningún lado. Vamos unos 4 kilómetros y llevo una fatiga en las piernas como si hubiera entrenado 18…Si no quiero tener problemas serios, es momento de empezar a competir conmigo mismo y olvidarme del resto. Aquí empiezo a sumar kilómetros en solitario ya pensando sólo en achucharme a mí y mejorar el año pasado, porque se que es inviable alcanzar a nadie delante, y petar sólo serviría para regalar puestos por detrás.
Incluso en ciertas partes me olvido que estoy compitiendo, esto es así, aunque lleve un ritmo por encima de un entreno exigente (efecto dorsal). Aunque sí me siento más segurola bajando. No me encuentro seguro del todo bajando y no tengo el día como para destrozarme un tobillo. Así que poco a poco y apretando, sumamos todos los kilómetros hasta la última rampa, donde enfilo al que tenía delante, aunque se que no le puedo coger ya…
Bajamos la última rampa alegre, saludando a la omnipresente Itzi de Duyos Fotografía, y afrontamos la recta a meta. Llego sólo, ni siquiera está Escala para hacer las típicas coñas de meta porque anda metiendo fichas a Iker en el avituallamiento (jiji). Llego a la línea de meta, me dicen que enseñe dorsal (que lo llevaba a la espalda). Me paro, doy la vuelta, y cruzo meta andando. 52 minutos 22 segundos. Casi un minuto menos que el año pasado, y puesto 12 de 195.