Arrancamos la BKT Loiu como empieza a ser tradición, con la foto de equipo y un sitio en la salida cada vez mejor. Ya no en la clasificación general, sino en el cajón de salida, donde esta vez, pillamos sitio en tercera fila. Evitando formar parte de esa primera fila donde dan los focos y las cámaras.
Estrategia clara: salir fuerte para pillar cacho antes del primer estrechamiento a 100m, aguantar un poco, contar puestos, y en cuanto la cosa se estabilizase, enfriar la cabeza. Esta vez salgo con Raúl, miembro nuevo del equipo y menudo fichaje!

Primeros dos pasos, bien, sin fisuras. Se rompe el grupo pronto, unos 20-25 nos quedamos delante, y se dibuja ya el perfil de subida que nos seguirá 6km casi por delante. Una vez estabilizo ritmos aparece Raúl quien ha sido mi sombra, y me pasa. Le digo que aproveche, que tiene motor, que ponga un ritmo crucero incómodo y vaya tirando. Y así lo hace. Salvo por un momento de barro donde le cojo, se nota que va mejor que yo. Me pasa de nuevo, se aleja, me alegro.
Van pasando los kms y cada vez se enfila más la cosa. Empieza la lucha de cerebros. Delante, Raúl a lo lejos 3 puestos por delante, en medio un hombre a su espalda y otro al que voy recortando poco a poco, y detrás…detrás mi némesis cerebral. Unos pasos anónimos, que siento constantemente, no muy cerca, pero constantes. Ni se acercan ni se alejan, pero hoy, no se puede flaquear.
“Pablo, recuerda, venimos a asegurar”. Mi objetivo está a 2 semanas, y ya no habría margen para curar un esguince si la volvemos a liar en una mala pasada. El tobillo funciona bien, pero lo noto a medio gas todavía, cualquier mal paso puede retroceder mucho en el proceso de recuperación. Hoy, asegura.
Llegamos al avituallamiento, y empieza la fiesta. Sendero en bajada con barro (no mucho) y hojas bajas que no dejan ver si hay alguna piedra sorpresa. Vamos asegurando, pero veo como recorto rápido a los de adelante, un grupo de 3 en el cuál va Raúl. Se nota que es su primer trail (y ojo, que lo ha hecho de lujo!), las bajadas se le resisten, la técnica es cosa de horas.
En seguida me deja pasar (y a los otros 2), que veo que se me van sin problema. Sigo asegurando, pero ahora los pasos detrás me achuchan. Me achucho. Empiezo a priorizar que los pasos no me cojan a mi mantra de asegurar el tobillo. Y sigo tirando, por suerte el terreno cambia, ahora una pista ancha y ya no tan en bajada. Si no me han cogido hasta ahora, subo mejor. Aprovecho, y en la lucha de cerebros intento marcar una diferencia, hacer ver que no voy a dejarme coger.

Tanto es así que pasan los kms y dejo de oír los pasos, ahora sólo los de delante. Estaremos como los puestos 10-15 de la carrera. Aquí las diferencias ya son claras, estamos todos muy parejos y se nota. Hasta que llega la hora de subir un par de palas bastante bestias y donde se ve que muscularmente voy un punto por encima, paso a 2, luego a otro. Ya voy perdiendo la cuenta.
Enlazamos el trazo común para ir a meta. “Menos de 2km Pablo, y el último casi entero es asfalto” me digo. Aseguro, tengo 2 a tiro si llego bien al final. Llegamos al asfalto, no se me han escapado y he recuperado un poco. Última pala de asfalto, recorto posiciones y paso a uno. Ya los dos siguientes los antojo lejos de pelotas. Además, a uno del Sestao le andan animando bastantes, y eso siempre da un plus.
Ultima recta del asfalto, ojos cerrados, voy sufriendo de lo lindo. Los isquios me tiran, los pulmones me queman y la garganta me pica. Toso, con esa tos de las series jodidas de pista donde casi es la única forma de respirar. Llegamos al parque final y la distancia con el del Sestao es bastante menor. “Pablo, igual si”.
Ultimo giro, recta a meta, y consigo pasarle dejando lo último que quedaba dentro del cuerpo. Por suerte, en ese objetivo de pasar al Sestao, pasamos también a otro. Finalmente, puesto 11 en meta con un tiempo de 47:54 para un 10k con casi 400m+. 179ppm medias de pulso que me ponen en un puesto 10 de la general.

Ahora ya, menos de 2 semanas para el triatlón de Xilxes y recta final hacia ViHalf. Ganazas.