Las expectativas en competición impactan en la gestión emocional en carrera, identificación de los factores relevantes y cómo mejorarlo para disfrutar de una competición
Encantado de saludaros, mi nombre es Kicke Cabello y soy un aficionado al triatlón al que le gusta compartir experiencias y reflexiones. Espero que disfrutéis de esta primera entrada en la web y que dejéis vuestra opinión para ir mejorando. ¡Un abrazo!
1. ¿Por qué no disfrutamos de las competiciones?
Ilusión, miedo, alegría, nervios, tensión, desdén… Somos un amasijo de emociones en los momentos previos a una competición y, pese a que nos encanta el deporte, como veis no todas son positivas y nos pueden jugar malas pasadas. El triatlón está lleno de retos ya sea en términos de distancia, velocidad, resultado, o incluso por qué no, también logísticos. Pero hay uno intrínseco a nosotros y que depende de cada deportista, y es la gestión emocional y de expectativas que tiene cada uno de sí mismo.
¿Por qué algo que disfrutamos tanto puede llegar a ser motivo de tensión, miedo o incluso rechazo? El cerebro es sabio, y saber contarse buenos relatos para transformar esas experiencias en recuerdos positivos que nos sigan dando más dosis de deporte que nos hagan felices. Sin embargo, todos estaremos de acuerdo en que será mucho mejor si somos capaces de enfocar de manera positiva la competición y disfrutar de verdad de cada segundo en el agua, en bici o corriendo.
Cuántas veces no hemos escuchado a algún compañero decir «Yo hoy no miro ritmos, vengo a disfrutar». Plantearte una competición sin ningún tipo de expectativa parece una medida defensiva bastante útil para no poner nada en riesgo. En mi manera de enfocar el deporte, y la mayoría de aspectos de la vida, creo que hay que darlo todo siempre que podamos.
Como me decía mi abuelo: tu obligación es hacer siempre las cosas bien. Estaremos siendo crueles con nosotros mismos si negamos todo el entrenamiento realizado durante meses, sino años, cuando nos ponemos un dorsal y nos paseamos por el recorrido sin apretar los dientes.
Entonces, ¿cómo encontramos el equilibrio entre la exigencia y el disfrute? Mi alma de ingeniero me anima a buscar ecuaciones al día a día. Veamos la siguiente fórmula:
Felicidad = Realidad – Expectativas
El ‘deportista disfrutón’ truca la ecuación para reducir sus expectativas en competición a 0 y tener un margen de seguridad. El machaca tratará de maximizar la realidad para sobrepasar las expectativas. Ningún planteamiento es mejor que otro, pero analicémoslo en detalle.
A) Realidad
Podemos definir la realidad del deportista como el conjunto de resultados obtenidos durante la carrera, ya sea a nivel de experiencias, sensaciones y por supuesto el resultado.
B) Expectativas en competición
Las expectativas del deportista, en cambio, serán todas aquellas ideas y pensamientos previos a la competición relacionados con la misma. Aquí es cuando rompemos los moldes.
Intentemos categorizar los factores que forman estas dos variables para entender los aspectos a los que tenemos que prestar especial atención en competición, y cuáles por contra hemos de desechar.
Factores físicos (internos)
Factores psicológicos (internos)
Factores físicos (externos)
Factores psicológicos (externos)
2.1 Factores físicos internos
El factor clave que tiene más impacto en la realidad será el estado físico en el momento de la competición, por lo que el compromiso y la constancia en el entrenamiento son innegociables, pero hay muchos otros factores que tendrán gran influencia, como la preparación o el estado del material. Aspectos que a veces descuidamos como el análisis y la preparación de los recorridos, la nutrición serán fundamentales para afrontar la cita con seguridad mental y garantías.
En este aspecto, la preparación resume el principal factor de éxito, tanto del deportista como de todo el material de carrera, así como establecer un plan para la propia carrera.
2.2 Factores físicos externos
Los factores físicos externos, es decir, que no dependen de nosotros son aquellos como la climatología, los recorridos o el estado de las carreteras, el rendimiento de otros deportistas o las decisiones que estos tomen en competición. Ninguna de estas cosas depende de nosotros, así que sólo nos queda asumirlas como condiciones de carrera y tomar nuestras propias decisiones en base a ellas.
Los condicionantes externos pueden condicionar la competición de diversas maneras, por lo que será necesario flexibilizar el plan que hayamos trazado inicialmente. Definir escenarios, tanto negativos como positivos nos ayudará a estar preparados cuando se den esas situaciones. La visualización únicamente positiva puede ser un arma muy peligrosa cuando nos toque enfrentarnos a una situación imprevista y acabar frustrando los planes de carrera.
2.3 Factores psicológicos internos
El aspecto mental de cada deportista refleja factores como la confianza, la motivación o la concentración. Identificamos los factores psicológicos internos como el conjunto de aspectos mentales respecto a nuestra autopercepción.
Esos atributos no son ni buenos ni malos, ya que un exceso de confianza o motivación puede jugar en nuestra contra, por lo que tendremos que encontrar el punto de equilibrio que nos aporte seguridad sin ponernos en peligro. Mantener la calma y ser humildes son un escudo perfecto ante esos altibajos emocionales que seguro viviremos en la competición.
2.4 Factores psicológicos externos
En el último cajón incluimos aquellos factores sociales que tienen un impacto directo en nuestro plano psicológico, y lo más importante de todo, que al ser externo hemos de recordar que no dependen de nosotros. Aquí encontramos puntos como el apoyo familiar, el entorno social o nuestra percepción de las expectativas externas. Podemos resumirlo como el apoyo que recibamos de los demás y lo que consideremos que son las expectativas de los demás hacia nosotros.
Nuestras circunstancias personales se suelen disipar cuando empezamos a mover el cuerpo y nos aporta ese estado de ‘mente en blanco’ que resulta tan reconfortante. En cambio, los pensamientos sobre las expectativas de terceros con nosotros tienen una gran facilidad para quedarse pegados en nuestra mente.
Sobra decir que estos aspectos están totalmente fuera de nuestro control, por lo que hemos de racionalizar estos pensamientos. Siento decirte que a nadie le suele importar tu ritmo medio en Strava, ni que hagas el 54º de tu categoría.
3. Conclusión final
La satisfacción y el disfrute de una competición, podemos entenderlo entonces como la gestión de expectativas y el control de la realidad durante la misma. Para ello, lo fundamental es centrarse en aspectos que estén bajo nuestro control (factores internos) y asumir aquellos que no (factores externos) como las condiciones de nuestra competición particular. Dicotomía del control.
Hemos normalizado que el contenido digital que vemos de otros deportistas, ya sean pros o amateurs es la realidad, y nada más lejos de esta. Lo normal en el deporte, como en la vida misma es tener días malos o regulares, por lo que parece absurdo asumir que lo que se proyecta es la tónica habitual en el día a día de los demás.
Algo que me ha funcionado muy bien es recordar porqué estás en esa carrera, por qué te gusta tanto ese deporte, y repetirte eso mentalmente en los peores momentos de la carrera o antes de ella acompañado de una sonrisa. Si queréis probadlo y me decís.