Todos sabemos que siempre será más difícil nadar en un río a contracorriente. Sin embargo, hay mucha letra pequeña con el tema. Vamos a ver algunas de las claves más importantes para que esta tarea sea más fácil de entender.
Entendiendo la corriente
Lo primero es entender cómo funciona una corriente en el río. Aunque parezca desde fuera que el caudal es igual, en los ríos el agua corre más rápido por el centro del río (tiene más fuerza). O sea, que a medida que nos acercamos a la orilla, menos notaremos el arrastre del río. Ese es el principal concepto. Por lo tanto, debemos buscar aprovecharnos de ello.
Generalmente, las nataciones en río tienen ida y vuelta. Hay que buscar cómo aprovechar la corriente al máximo. Esto es, nadando por el centro cuando nademos a favor de la corriente, y nadando lo más cerca de la orilla posible cuando nademos en contra.
La excepción de los meandros
Los meandros, o curvas de los ríos, suponen una excepción sobre lo que acabamos de tratar. La inercia que lleva la corriente, hace que el agua se dirija de lleno hacia la parte exterior del río. Hay que tener esto en cuenta a la hora de nadar en un río que presente curvas. Y tratar nadar lo más pegado al borde exterior si nadamos a favor y pegarse al centro (o la otra orilla si está permitido) al nadar contracorriente.
El caso de las rías
En el caso de las rías, el principio funciona igual que en un río, salvo que tenemos que tener en cuenta las mareas. Esto simplemente afecta a la fuerza que lleve la corriente. Esto facilita la planificación de una carrera. Hay que tener en cuenta que en la pleamar, la corriente es más suave, la ría está más tranquila. Y sin embargo, mientras la marea baja, por norma general, la corriente gana fuerza. Esto se debe a que se suma la propia corriente de la ría y el retroceso de la marea hacia el mar.
Atacar las boyas
En el caso de tener que nadar en perpendicular a la corriente (de orilla a orilla) hay que tener en cuenta el arrastre del río, si no podríamos llevarnos sorpresas. por lo tanto, habrá que atacar la boya con cierta desviación a derechas o izquierdas según desde donde venga la corriente. Si nadamos viniendo la corriente por la derecha, habrá que atacar la boya en dirección algo desviada a la derecha, ya que la corriente nos tirará a la izquierda y llegaremos directos a la boya. En caso de que la corriente sea menor de lo esperado, siempre será más fácil reconducir a favor de corriente que en contra. Si atacásemos la boya en línea recta, la corriente nos llevaría más a la izquierda y luego tendríamos que volver nadando en contra.
Táctica de carrera
Respecto a la táctica en carrera, es un aspecto muy personal. Se podrían adoptar diferentes aproximaciones.
Perfil del nadador/triatleta
Por ejemplo, en un sujeto con buena técnica y que sea muy hidrodinámico, se podría afrontar la parte a contracorriente, asumiendo que el ritmo va a ser menor a contracorriente y sacar ritmos muy altos cuando se nade a favor. Sin embargo, un nadador con mejor resistencia y/o fuerza bruta, es posible que interese «forzar» a contracorriente y aprovechar la corriente para recuperar.
Perfil de la carrera
Otro aspecto a tener en cuenta es el recorrido de la carrera. No es lo mismo afrontar una carrera donde se nada en contra al principio que una que se nada en contra al empezar.
En el primer caso, si que puede ser muy interesante el enfoque de ser conservador en el tramo en contra, dejando que el resto se desgaste y aprovechar esa frescura de la vuelta para remontar puestos. Sin embargo, en una carrera donde se empieza a favor, suele ser más interesante apretar un poco al principio para coger buenas posiciones y la contra hacerla en un grupo aprovechando los pies de otro.
Igualmente, en carreras donde se hagan dos vueltas (raro) en río, se podría plantear una primera vuelta para coger sitio, sea cual sea la corriente, y afrontar la segunda vuelta con más cabeza. Como decíamos, es un aspecto muy a valorar por el entrenador y el atleta, en función de sus características.