Se abre la persiana, y se descubre un clima entre divertido y desolador para
una carrera en bicicleta por montaña…frío, lluvia y niebla, y según salimos a
la calle, un nevado Pagasarri.
y todo lo necesario para una marcha por el monte. La gente parece animada pese
al madrugón para poder coger dorsal, dan la salida y vamos poco a poco
atravesando Trapagarán hasta la subida del funicular, de momento asfalto y buen
ambiente y algún que otro grito de animo entre los participantes. Nosotros
vamos subiendo poco a poco y sin calma, entre que no he tocado la bici de monte
desde el puente de la constitución y que aún sigo con la pierna tocada…(por
suerte el martes ya tengo mi reserva para el fisio). Además vamos con un
compañero, Tomás, un valiente que se va a hacer los 33km con 1000 y pico metros
de subida en una bici de ciclocross con un desarrollo único de 32-18. Pronto
empiezan a llamarle Ídolo, héroe..y razón no les falta. Toda la carrera
tirándonos como un titán.
Primer avituallamiento. 10km – 800mts de subida |
800mts de subida continua y muy poca visibilidad por la niebla. Ahora ya es
medianamente llano hasta el segundo avituallamiento, donde me doy cuenta que mi
freno de atrás apenas frena, aprovecho el avituallamiento para apretarlo un
poco. Por desgracia, en la primera cuesta me doy cuenta de que no era cosa de
apretar, aún metido el freno a tope no hay forma de que frene, tendré que tirar
el resto de la carrera con el freno delantero…para monte, una muy mala opción.
freno trasero no frena (aún asi lo apreto a muerte por aquello del efecto
placebo) y el delantero apenas frena, lo aprieto, pero va en vano, lleva
demasiado tiempo aguantando la carga de los dos frenos y ya empieza a dar bien
poco de sí, además las fuerzas en mis manos ya no están en su mejor momento.
(Hoy, lunes, tengo las manos reventadas de tanto apretar las manetas…)
frenando con la pierna en el suelo, algunos tramos a pie porque es roca mojada
y no hago mas que derrapar con la rueda delantera…Tomás con alguna que otra
caída a cuenta de la falta de agarre de las ruedas, la falta de suspensión y
los automáticos que no le dejan soltar el pie a tiempo…y David, con un pinchazo
en la rueda de atrás que mantiene hasta la meta hinchando la rueda un par de
veces por el camino para que aguante…Los tres con barro hasta las orejas, pero
muy contentos de la paliza que nos acabamos de pegar, al final la mañana ha
levantado y las caras de satisfacción abundan en la cola del lavabicis…Ahora
solo toca comer y descansar, ya tenemos otra carrera más encima.